Comentario
Capítulo quinze
De los oficiales que labran oro
En este capítulo se comiença a tratar de los oficiales que labran oro y plata. Los oficiales que labran oro son de dos maneras. Unos de ellos se llaman martilladores o majadores, porque éstos labran oro de martillo, majando el oro con piedras o con martillos para hazerlo delgado como papel. Otros se llaman tlatlaliani, que quiere dezir que "asientan el oro", o alguna cosa en el oro o en la plata. Estos son verdaderos oficiales, que por otro nombre se llaman tultéca. Pero están divididos en dos partes porque labran el oro cada unos de su manera. Tenían por dios estos oficiales, en tiempo de su idolatría, a un dios que se llava Tótec. A este dios hazían fiesta cada año en el cu que se llamava Yopico, en el mes que se llama tlacaxipeoalizili. En está fiesta de tlacaxipeoaliztli, donde desollavan muchos captivos, y por cuya causa se llama tlacaxipeoaliztli, que quiere dezir "desollamiento de personas", uno de los sátrapas vestíase un pellejo de los que havían quitado a los captivos, y assi vestido era imagen de este dios llamado Tótec. A éste, vestido con el pellejo que havían quitado al otro captivo [que] havían sacrificado, llamávanlo Tótec, y ponían sus ornamentos muy preciosos. El uno de ellos era una corona que llamavan iteuquecholtzon o itlauhquecholtzon, "corona hecha muy curiosamente y de plumas preciosas", y las mismas plumas le servían de cabellera. Poníanle en las narizes una media luna de oro encaxada en la ternilla que divide la una ventana de la nariz de la otra. Poníanle también unas orejeras de oro. Dávanle en la mano derecha un báculo que estava hueco de dentro y tenía sonajas, el cual, en moviéndole para andar, luego las sonajas hazían su son. Poníanle en la mano izquierda una rodela de oro, como las usan los de Anáoac. Poníanle unas cotaras bermejas, como armagradas. Tenía pintado el cuello de la cotara con plumas de codorniz sembradas por todo él. Llevava por divisa y plumaje a cuestas, atado a las espaldas, tres vanderillas de papel que se movían como las dava el viento, haziendo un sonido de papel. Componíanle también con unas naoas que llamavan tzapucuditl, hechas de pluma rica que se llama chilchótic y quetzaluitztli, que huían unas vandas por todas las naoas que parecía como enverdugado. Poníanle al cuello un juel ancho, de oro de martillo, que Llamavan coacózcati. Aparejávanle sentaderos o sillas en que se sentasse, que llamavan tzapoicpaili. Estando sentado este dios o diosa, o por mejor dezir diablo o diablesa, ofrecíanle una manera de tortas que llaman uilocpaili de maíz molido, sin cozer, hechas. Ofrecíanle también manojuelos de maçorcas de maíz que apartan para semilla. También le ofrecían las primicias de la fruta y las primeras flores que nacian aquel año. Con estás ofrendas le honravan. Yendo andando, iva haziendo meneos de dança con gran pompa, meneando la rodela y el báculo, haziéndole sonar a propósito del baile que hazía. Después de esto, hazían un exercicio de guerra con este Tótec.
Todo lo que dize está letra son las cerimonias que se hazían en está fiesta, que se llama toçoztontli. Declaráse en su lugar en el Segundo Libro, que trata de las fiestas que se hazían a los dioses. Allí se podrá ver.